¿Cómo va a ser el amor dominado por la razón? Ya lo decía ese señor bigotudo, Nietzsche, odiando a aquellos viejos que nos dejaron por herencia tan ruines pensamientos: "Para perfeccionar al hombre se le aconsejaba que, a la manera de la tortuga, replegase sus sentidos en su interior, que se despojase de estar en relación con las cosas terrenas, que se despojase de su envoltura carnal(...)Pero, si dejamos atrás la envoltura carnal, ¡nos habremos quedado sin nada!". Por que somos eso, ¿no? ¿Acaso puede uno separar del todo a su razón de sus sentidos o sentimientos? Que levante la mano discreta u orgullosamente, y le pondré una plaza con su nombre. También decía el filósofo enamorado de la vida: "¿Hay algo que destruya más rápidamente que trabajar, pensar y sentir, sin una necesidad interior, sin una elección íntima y personal, sin experimentar ningún placer, como un autómata del "deber"?".
Al final es ese odio al amor, ese resentimiento por aquello que nos hace daño. ¡Hasta yo he caído en decir que ojalá no me volviera a enamorar! No, no. Niezsche tenía razones de sobra para acabar con su vida (esa hija de Eva, Salomé...), y ahí está, el mayor abanderado del vitalismo de la Historia. No nos quejemos, señores, porque al menos nos hace estar vivos en un mundo de muertos vivientes. Ya lo decía Cernuda, ya lo decía Dámaso Alonso. Ya lo admitimos todos, cuando nos enamoramos, despreciando el mundo, fundiéndonos en otro creado por dos.
