martes, 24 de abril de 2012

La comedia es drama + tiempo

Te das cuenta cuando echas tanto de menos a alguien, que te parece verlo por la calle. Pero es efímero. Un cuarto de hora más tarde te ríes de cualquier otra cosa, escuchas música o simplemente te enfrascas en cualquier otra historia ajena contada por un autor de esos a los que te gustaría parecerte. Parecerte, de refilón, a un Woody Allen, a un Palahniuk, o a un Stephen King, que está claro que tienen más mundo que tú porque tú sólo puedes tener espejismos de personas que nunca volverán a tu vida. Al menos no como antes.

Piensas en el pasado, en qué había allí, en ese espacio tiempo que pensaste que sería eterno. Que todas esas personas siempre estarían contigo pasase lo que pasase. Y ahora, todos son unos desconocidos. Cada uno de ellos ha tomado una o dos decisiones importantes que les han llevado a anular el personaje que eran cuando se sentaban cerca de ti y te sonreían. Cuando sentían por ti.  Te miras a ti y, de estar tanto tiempo recordando, te descubres desconocido, como un extranjero en tu hogar del presente.

No jodas, la vida es más cruel de lo que te pareció cuando te lo advirtieron. Es triste oír que "ya no podemos ser amigos porque hemos cambiado tanto...". Qué desesperanza. Dejar entrar a personas en tu vida con la incertidumbre más bien negativa de que luego sólo te harán sentir un extraño. Las risas, los abrazos, la complicidad. Todo fue un intercambio matemático de algún tipo de componente químico que hizo que en ese instante te sintieras pleno, en armonía con el mundo. Ahora, ese intercambio se lleva a cabo con otras personas, pero es la misma ecuación. Tú sólo eras un número de registro, con un nombre de X letras.

Como en 'Los músicos de Bremen', nos han ido recogiendo con la esperanza de hacer grandes cosas juntos, pero...¿realmente era lo que esperábamos? ¿Acaso no tuvimos la ilusión de prolongar esos momentos hasta siempre? Yo al menos soñaba, con mi mejor amiga (a los 8 años), que viviríamos juntas en algún lugar del mundo, que no nos separaríamos. Ahora apenas la veo una vez al año, si es que el destino me lo permite con cierto tono de humor.


¿Sabéis qué? Os lo adelanto: todo lo que tenéis a vuestro alrededor es efímero. Todo cambiará de un modo u otro. Evolucionará perpetuándose o desparecerá de vuestra vista, y no podréis hacer nada por evitarlo. De hecho, no os extrañéis si sois vosotros los artífices de tal erosión vital.

Lo siento. Desearía ser como el resto, que ni lo piensan más de 2 segundos y aprovechan el tiempo para llenarlo de amistad, pero...tengo grandes tendencias a la sociopatía. Tiene algo que ver con mi carácter elitista y exigente. Rara vez alguien NO me decepciona. Rara vez alguien no da todo lo que yo estoy dispuesta a darle, y todo se va al garete. Incluso podría decir que a veces me involucro tanto que acabo enamorándome de alguna forma platónica de ese nuevo amigo/a. Y si me analizas emocionalmente, no querrás conocerme, no querrás involucrarte. Sólo me llamarás "conocida" (y este adjetivo nunca fue menos acertado), e intentarás no quedar conmigo más de 1 veces al mes, con suerte. Me tendrás contenta porque sabes que soy socialmente inestable con exageradas muestras de cariño en esa ÚNICA cita mensual. Hasta que yo necesite más y tú te asustes.

Me saludarás por la calle, si es que yo no me he encargado de terminar la relación caótica e intensamente, como a mí me gustan los finales, y me llamarás "Eli", pero querrás decir, "Hola, desconocida".